jueves, 19 de febrero de 2015

CRÍTICA DE TV - Indian Summers (Channel 4) - 2/10

Downton Abbey de vacaciones de verano en India




La producción más cara de la historia de Channel 4, su propio “Dowton Abbey”, que tras una incesante promoción ha llegado a las pantallas británicas con unos datos de audiencia bastante más escuetos de lo esperado. Parte de la culpa es la lucha contra “The Casual Vacancy” y otra parte de los propios errores de la producción, más centrada en construir que en propiamente desarrollar en el primero de estos diez capítulos.

Ambientada en la India pre-revolucionaria la historia se centra en un grupo de personajes que se reúnen en Simla en 1932, un lugar donde los británicos acudían para evitar el sofocante calor del verano. A partir de ahí se juntan una serie de arquetipos que hemos visto y conocido muchas veces: El  ambicioso secretario del Virrey y su hermana llegada de Inglaterra huyendo de un matrimonio fallido, una mujer pija con su marido misionero más dado a ayudar al prójimo e integrarse en India que en su familia, un Indio idealista que les ayuda y que está enamorado de una mujer de otra casta mientras su hermana es una revolucionaria en pro de la Independencia de India… 

Aquí hay una buena historia pero el problema es que nunca alcanza por alzar su voz propia frente a todo lo que ya conocemos “La Joya de la corona”, “Pasaje a la India” o incluso “Gandhi” están más inspiradas en lo que intenta contar: un grupo de británicos más ocupados de sus asuntos que de lo que se cuece en las calles.

Tras las primeras pausas apunté en mi libreta: No ha pasado mucho. En realidad en el primer (y largo) capítulo de esta historia no llega a pasar nada, se preocupan tanto en construir el ambiente, la escenografía, los (maravillosos) paisajes y el vestuario que se han dejado por el camino algo muy importante: la veracidad, la historia, el pulso, el nervio y sobre todo el arte de la narración. 

En varias ocasiones estaba completamente a uvas sin saber si íbamos hacia alguna parte o nos habíamos quedado estancados dando círculos, creo que es uno de los pilotos con más escenas de relleno que he visto en mi vida y con errores de dirección y montaje tan garrafales que las escenas se alargan únicamente para mostrar encuadres bonitos que dan una sensación extraña de acartonado y enmarcado, como falso y premeditado en dirección actoral. Por ejemplo, la escena en la que enseña a su hermanable pony de madera en medio del jardín resulta estúpida, insulsa, nada convincente y acartonada en todo momento.

Todo eso sería perdonable si las escenas clave consiguieran enganchar, apasionar y mantenerte pegado al sofá, pero fallan de emoción y acaban pareciendo parodias de sí mismas como el intento de asesinato frustrado y esa persecución que recordaba a Benny Hill, o el salto del tren en marcha que daba impresión que iba a 3 km por hora. Errores de dirección y montaje que resultan sonrojantes en una producción de esta categoría.

A su favor tiene que se denota algo palpable en la historia, que parece que puede apuntar maneras y que su propósito de cuatro temporadas mostrando la lucha por la Independencia de India puede ser apasionante si se sabe manejar y mover a los personajes en la dirección correcta, y ahí está Julie Walters marcando cómo se debería enfocar la historia y hacerla mejor.

Indian Summers tiene un gran potencial enfrascado en un piloto farragoso, sobre todo en cuestiones claves y de narración. No es un fracaso absoluto, pero tampoco es la joya que todos esperábamos y habrá que ver si su segundo episodio, sin todas las presiones y expectativas del primero consigue encontrar su sitio y ritmo.

A favor: La historia y las piezas están colocadas en buen lugar en el tablero

En contra: Una demasiado larga introducción y construcción


Valoración: 5/10

miércoles, 11 de febrero de 2015

Editorial Crítico - El Racismo de Hollywood

Sobre la omisión de Selma y el discurso de David Oyelowo



Vivir en Reino Unido tiene sus cosas, una de ellas es la intensa promoción que David Oyelowo ha realizado en su país natal sobre la película Selma, una auténtica joya de la que ya os he hablado.

El caso es que en lugar de hablar únicamente de lo mucho que le ha influido, de lo contento que está del resultado o de cómo hay que remarcar a esos héroes anónimos que lucharon por algo que a todas luces nos parece justo ha lanzado una fuerte oleada de opinión en contra de las esferas Academicistas por el olvido en ciertos galardones y nominaciones a personas de color. Y con sus palabras ha incendiado artículos e incluso a otros actores (Benedith Cumberbatch a la cabeza) a una revitalización racial de los votantes.

Voy a ser sincero, he estado leyendo varios artículos y podría citar varias referencias pero a medio camino me he aburrido muchísimo de continuar escuchando lo mismo: quejas y más quejas. Y parece que el público también, Selma ha sido el segundo peor estreno de las ocho nominadas a los Oscar unicamente sobre Whiplash. La diferencia es que Selma es producto patrio, con un renombre de calidad, con un público que podría estar ahí pero ha fallado. 

Su target ha sido gente adulta y “seniors” y ha fallado en conseguir un mayor nicho de prestigio y/o gente de color. Su estreno en el número 6 de la taquilla británica muestra que la campaña de márketing (grande en cuestión de entrevistas y prublirreportajes en periódicos y revistas de prestigio) no ha terminado de calar.

La polémica viene dada por el ninguno de la cinta en los Bafta y sus dos únicas nominaciones a los Oscar (Mejor película y canción). Su estreno ha coincidido con la celebración de la gala de la Academia británica con lo que su ausencia ha sido más recalcado de lo que quizás debería.

Selma es una gran película, y no desentonaría en casi ninguna categoría de los premios, especialmente en director(a) y actor. Pero, ¿a quién quitas? 
Este ha sido un año increíblemente rico en muchas facetas, pero sobre todo en interpretaciones masculinas Keaton, Redmayre, Cumberbatch, Carrell y Cooper también merecen esa nominación al igual que Gyllenhaal, Spall, Fiennes y apurando Tatum o Affleck. Cualquiera de ellos podría haber estado en ese quinteto de elegidos y nominar a Oyelowo porque hay que nominar a un afroamericano para quedar bien me parece imprudente, racista, panfletario y ofensivo.

Los que seguimos de cerca la carrera de los Oscar sabemos todo lo que llevan detrás: promoción, fechas de estreno, pases previo, márketing, ubicuidad, nombres de apoyo, pases previos en festivales… Y también un hype construido por el momento.

American Sniper es de lejos la menor de las cintas nominadas, pero se ha beneficiado del momento, el estreno y la polémica. Selma tiene algo muy en su contra: el año pasado se galardonó a una película que cubría parte de la deuda pendiente con la segregación racial, ¿tendría más opciones de premio Selma si hubiese llegado antes que 12 años de esclavitud? Probablemente, como también las habría tenido Interstellar si Gravity no nos hubiese fascinado antes o El Hobbit si se hubiese creado antes de El Señor de los Anillos. Los Oscars no premian a lo mejor, sino a la fotografía del momento con todo lo que ello conlleva.

Selma ha fallado en su estrategia de estreno (las copias a los académicos ingleses ni siquiera llegaron a tiempo), Selma ha fallado en crear identidad propia o categoría de must see (que sí que logró la cinta de Steve McQueen) y Selma ha fallado en festivales clave. 

En resumen, Selma es una gran película y nunca desmerecería en ninguna categoría en la que se hubiese colado, pero tener que nominarla por cubrir la cuota de color es igual de racista que obviarla por el mismo hecho. Y con todo eso dicho, únicamente recomendaros que la veáis porque ciertamente es una gran película. 

CRÍTICA DE TV - Asylum (BBC4) - 3/10

Podría ser algo bueno si...




De todos es sabido que las comedias necesitan su tiempo para encontrar su sitio, no todas arrancan carcajadas y consiguen lo que buscan desde su episodio piloto. Y más aún en el Reino Unido donde se presenta un piloto y luego se da luz verde a las series a raíz del mismo apuntado correcciones y direcciones a tomar, por ello las cadenas suelen arrancar con estreno de dos episodios el piloto con la premisa y otro donde se desarrolla más el ambiente sin la presión de presentar todo. Por desgracia Asylum (BBC4) arrancó con uno, y me dejó un sabor agrio con muy poco de dulce.

Me explico, y es que voy a ser un poco cauto a la hora de criticar “Asylum” la última obra de Kayvan Novak (Phone Jacker, Four Lions) porque hay potencial en la premisa pero que se queda en un concepto bueno de personaje en un entorno que promete pero que se sustenta en un par de lineas de diálogo acertadas que son recitadas por personajes insustanciales fuera de lugar, y así tratan de llenar el tiempo, con lo que el resultado no se termina de sostener.

El argumento gira en torno a Daniel Hern, una suerte de adaptación del jefe de wikileaks que tras ser declarado enemigo número uno de los Estados Unidos encuentra asilo político en un ficticio país denominado “El Rican” y, rodeado de gente con la que ni siquiera pasaría un par de horas en circunstancias normales se ve atrapado a permanecer en la embajada por un año.

Ahí es donde arranca la función, en una suerte de parodia-sátira de la realidad del líder de la filtración americana en territorio neutral y como pasa a convertirse en un mero objeto condenado al olvido. La premisa promete, el desarrollo defrauda.

Es en el aniversario de su estancia cuando el país acoge a otro “criminal” para relanzar la relevancia pública del país y conseguir invitados a una fiesta parlamentaria. Ahí es cuando llega Ludo, un pirata internauta que se encuentra en asilo por crear una web de descargas ilegales y lucrarse a cuenta de ello.

El trío se compone con el hijo del mandatario en sí y, a esperas de ver si desarrollan consecuentemente alguno de los otros personajes que se ven arrinconados a meras caricaturas algunas mejores (la abogada) y otras peores (la periodista de the Guardian interesada unicamente en celebrities) la serie va haciendo aguas entre la falta de saña, de crítica, y de consciencia al crear un universo propio y particular y sacarle partido.

No la descarto de momento a falta de ver cómo desarrollan el ambiente, pues hay talento de sobra y buenas ideas, pero el primer episodio como tal no deja de ser completamente fallido.

Lo mejor: La premisa promete
Lo peor: Sin duda el personaje de Ludo y la horripilante sobre actuación de Dustin Demri-Burns


Valoración: 3/10

domingo, 8 de febrero de 2015

CRÍTICA DE TV - Gala de los Goya 2015 (2/10)

Yo no lo llamo fiesta si no está Pilar Bardem



Por primera vez en mucho tiempo he visto la gala de los Goya sin haber visto casi ninguna película de las nominadas. Cosas de vivir en el extranjero. Así que sin presión por saber si se hacía justicia o no, sin ese sentimiento de tener que poner el grito en el cielo porque se pasa por alto a grandes producciones en favor de otras más simplonas me he sentado a ver la gala como espectáculo televisivo. Y fue un puro desastre y aburrimiento.

No estoy dentro de la vorágine Dani Rovira. Sí que he visto su actuación en la adaptación española de Bienvenidos al Norte y me alegro que ganara el cabezón por ella ya que me pareció pura chispa cómica, pero ayer su conducción era triste. o en el sentido de otros años con Eva Hache que hacía que quisieras asesinarla en cada momento. No. Dani Rovira ha sido triste porque no hay momento más humillante que un cómico sin gracia.

Él lo intentaba y no arrancó mal, pero su momento improvisación por las escaleras, su sketch del trailer fusionando directores que recitaba como si hubiese estado estudiando el guión diez minutos antes, su momento post claqué (¿a qué venía todo eso?) y sus cansinas repeticiones a que quería vender el coche… Le faltó chispa, gracia, desparpajo y sobre todo guión. Los intentos fingidos de Penélope Cruz por parecer que le hacía gracia todo aquello era lo único salvable.

Lo de los discursos. Madre mía que berenjenal, si bien era acertadísima esa voz en off diciendo datos curiosos del ganador mientras llega al escenario y abraza a todo bicho viviente que se pone por delante, al llegar al micro la cosa era infumable. En España nadie sabe dar un discurso breve y venderse al público con algo divertido y/o inspiracional. No. Tienen que agradecer durante cinco minutos a su familia, agente, compañeros, equipo técnico… O aprovechar ese momento de gloria para hacerse un “Entre Todos” y pedir no a la guerra, no descargas, mejores leyes… 
Por un momento esperaba a Candela Peña dándome el estado de la sanidad española, pero ni eso.

Sí que tuvimos los soporíferos discursos del presidente de la Academia y del Goya de honor a Antonio Banderas. Muy bonitos los dos para quienes les escucharon pero… ¿por qué tan largos e imposibles de mantener la concentración? Me parece horrible que salgan con trescientos folios a leer cuando eran los únicos que ya sabían de antemano que iban a salir al escenario. El de Banderas fue como una eterna pausa publicitaria en la que no sabes que te han contado. Con sus gafas tipo abuelo de Up hizo uno de los peores momentos televisivos en mucho tiempo.

Y para guinda del aburrimiento estuvo la realización. Yo creo que el realizador tenía hipo y pasaba a barridos sin sentido, pies, planos estáticos de los mismos… todo a pie de suelo: ni una grúa, ni un plano aéreo, ni un poco de aire…

Una lástima de gala sin ritmo, sin guión, sin tino, con pocos aciertos (quizá el de las sillas del Ikea con los directores de los cortometrajes en el escenario fue de los únicos) y que ni tan siquiera destacó por lo malo. La gala de los Goya fue sosa, intranscendente, aburrida y monótona. Una pena. 


¡Ah! y ya que hemos conseguido que los invitados vayan arreglados y duchados y no en chandal como hace diez años, por favor que les digan que la gala está siendo televisada y grabada, que no tienen que estar con sus cámaras o teléfonos continuamente que daba una imagen de cutrerío en plan “Toñi, graba a la niña en la función del cole, que ya sale”.

sábado, 7 de febrero de 2015

Selma (Ava DuVernay, 2014) - ****1/2

Nuestras vidas no están completas si no estas dispuesto a vivir y a morir por lo que creemos




En 1965 (prácticamente antes de ayer) tras la muerte de cuatro niñas inocentes en el Sur de Estados Unidos, se juntaron dos aspiraciones: la lucha por un voto igualitario sin miedo y el Nobel de la Paz para uno de los mayores y más influyentes hombres de la historia: Martin Luther King Jr.
De esta conjunción sale la marcha pacífica que hizo cambiar la historia de un país y condujo al presidente de Estados Unidos Johnson a cambiar la ley de voto.

Lo que ha hecho Ava DuVernay con esa historia verídica es convertirla en una película intensa, emotiva, emocionante, informativa y necesaria: Selma.

Y es que la mayor virtud de la directora con su poderío visual y su inquebrantable guión es un poder expositivo ejemplar, una concreción de la narración apabullante y una documentación precisa sin alzamientos dramáticos o argumentos populistas. 
En Selma no hay un ensalzamiento del héroe, no pintan a los buenos como muy buenos y a los malos como antagonistas, les muestran como seres humanos que van aprendiendo sobre la marcha, que tienen que manejar todas las esferas de la vida (familia, opinión pública, debate…), tampoco hay un afán de victimizar a las víctimas o de hacerte sentir culpable, no hay lecciones que aprender, únicamente personas que muestran fisuras y dudas en sus acciones pero que buscan en el fondo de sus corazones para intentar hallar la línea del bien y el mal, de lo correcto y de lo incorrecto.

Con la ayuda de una banda sonora elegante, de un montaje clásico pero intenso, de una documentación y unos efectos que te recuerdan que lo que ves son hombres y mujeres que tratan de luchar por lo que consideran correcto y unas interpretaciones perfectas (David Oyelowo hace suyo un papel complicadísimo y Tom Wilkinson demuestra porque es un grande casi sin despeinarse) la película se convierte en una obra de arte inspiracional que te hace reflexionar sobre el poder de la voluntad humana y de la solidaridad bien entendida.

Y es que el tono de Selma es su gran virtud, no es un drama que pretendas que sufras, el drama existe y está latente (perfectas las conversaciones de Luther King con su esposa y esa amenaza constante de la muerte como mieda a seguir alzando la voz), Selma es un film que quiere que conozcas qué sucedió y cómo a través de una marcha física se consiguió cambiar la historia, pero que la verdadera marcha y movimiento se producía en el interior de los ciudadanos. 

Selma consigue todo eso y más, logra contarte una gran historia absolutamente necesaria y muy desconocida para entender cómo hemos llegado a este punto y que la lucha no ha terminado, y es que cuando la película realiza su último fundido a negro la sensación que queda es que Selma no es sólo una de las mejores películas del año sino que debería ser de obligado visionado. Una obra de arte cinematográfica y expositiva. Un placer.

Lo mejor: Lo bien contada que está
Lo peor: Que parece que nos resulta lejana

Valoración: 9/10