martes, 25 de diciembre de 2012

Los Miserables [Les Miserables, 2012] - ****

We dreamed this dream






Se ha hablado mucho de esta película mucho antes de su estreno, se ha bautizado su proyección como “el acontecimiento del año”, ese algo que debes ver. He leído que iba a ser (una vez más y van 10 años leyendo lo mismo) el resurgimiento del musical. Todo esto se le llama el “hype”, esas ganas, esos reportajes continuos, esa presencia por todos lados y esa campaña de marketing que ha provocado que la gente acuda a las salas esperando algo más que una película.
Y eso nunca funciona.

A los 15 minutos de proyección me he tenido que cambiar de asiento porque el señor de detrás no paraba de decir una y otra vez “que pesadez, otra vez a cantar”.

Antes de todo engaño: sí, cantan. Pero es que ¡es un musical! La gente se deja arrastra a las salas para ver la película de la que todos hablan sin saber lo que van a ver (¿os acordáis de las deserciones en manada de El árbol de la vida?). Pues algo así va a suceder con Los Miserables (Les Miserables, 2012) un film con una gran propuesta narrativa, unas interpretaciones desgarradoras y una cuidadísima puesta en escena pero que por su género y por su riesgo en la dirección va a crear grandísimas controversias, sobre todo para los no duchos en paciencia.

Y es que en la última época del musical, todo lo que nos ha llegado han sido cintas con episodios musicales, no me lapidéis, amo el musical pero la gente se ha hecho a ver Chicago, Mamma Mia, Hairspray o Nine, cintas más o menos discutibles pero que tienen un argumento y dentro de ellas escenas musicales, como si den un videoclip o una actuación se tratara.

Los Miserables es diferente, es una película con escasísimo diálogo, frases sueltas que unen canción con canción, los personajes no hablan, cantan continuamente y muchas veces a duras penas se aprecia el paso de una canción a otra puesto que toda la cinta es como una partitura constante. No quiero decantarme a favor de una u otra propuesta de cine musical, creo que cada manera funciona mejor en una u otra, pero sí que es digno de advertir a espectadores perezosos y para aquellos que odien leer subtítulos. La cinta es prácticamente en un 90% en versión original (¡a Dios gracias!) y han doblado frases sueltas (que dan un contraste brutal con las voces originales, es un desastre ese aspecto, pero esto es España…).

Con esto sabido os invito a ver Los Miserables y hacer una valoración crítica, porque criticar que cantan todo el rato o que hay que leer (que muchos lo dirán) no es una valoración crítica, es una observación. Y si mucha gente supiera eso se alejaría de la sala y dejaría al resto disfrutar de las virtudes (que las hay) o tirarse de los pelos con los defectos (que también hay alguno) de la película.

El argumento gira en torno a un preso que se gana su libertad pero decide saltarse la libertad condicional para reinventarse y empezar desde cero evitando llevar la letra escarlata de haber sido un preso. Por el camino ayudará a una mujer obligada a la prostitución para ayudar a su hija que él decidirá adoptar como suya para expiarse de sus culpas. Siempre acosado por un policía que quiere devolverle a la justicia y con una revolución en las calles por parte de los más necesitados como telón de fondo su hija se enamorará y tendremos un poco de todo: amor, traición, honor, religión, fé, batallas…
Una de esas grandes historias con mayúsculas.

Back to Work


Si Mariano no levanta el país... pues le criticamos :)

"Por fin se puede dedicar a su verdadera vocación"

Decir otra razón por la que he abandonado el blog que no sea que por pereza y dejarlo para otro día sería mentir, incluso aunque pusiera un millón de excusas como que no he tenido internet o no he encontrado tiempo. Recuerdo que una vez una mentora en este noble arte de la escritura me dijo:

“No busques excusas, la gente ha encontrado tiempo para escribir y hacerlo desde la misma cárcel. Ahórrame tiempo si no eres uno de ellos”

Así que mi tiempo de reflexión, de pararme a mirar las estrellas y saber qué hacer con mi vida ha llegado a ese momento de volver a lanzarme a las teclas del ordenador y ponerme a hacer lo que más disfruto: escribir y criticar.

Y no se me ocurre una mejor manera que contaros dónde estoy:

Harto de contratos basura (ahora lo llaman por obra y servicio), explotaciones varias en el mundo periodístico (medias jornadas de 10 horas diarias), de ineptos con poder, de llegar casi al punto de tener que dar las gracias por ir a trabajar o jefes que te dicen que no te pueden pagar determinados trabajos por la crisis mientras sus yates siguen atracados en el puerto decidí tomar el rumbo de mi vida y salir de una espiral que me estaba consumiendo lo más importante que tengo: la sonrisa.

Con una maleta (de ryanair ¡ojo!) me largué a Manchester, le dije a mi amado país ¡qué te den! y en ello ando. Trabajando de lo que puedo pero con una estabilidad que encuentro tan gratificante como inspiradora. Ha sido un año duro en lo personal con momentos tan altos (¡fin de máster!) como bajos (¡cáncer!) pero no hay ningún viaje (y la vida es únicamente eso) en el que no mires el reloj y te pares a pensar por dónde te llegas.

Por eso, ahora regreso, desde aquí o desde allí, desde donde pueda. Aunque nunca me he ido, solo estaba escondido viendo basuras del calibre de “Total Recall” o maravillas como “Silver Lining Playbook”. Emocionándome viendo la tercera temporada de Dowton Abbey o tirando cacahuetes a la tele en el especial de TVE de nochebuena.

Si antes no me callaba nadie, ahora que he salido del corrillo de caciques y que he recuperado fuerza toca volver. Y tengo que dar las gracias a tanta gente por e-mails, tweets y mensajes en facebook. Os adoro mis pequeños críticos y mis manzanas.

Hay Ivo para rato.

Tiembla Pilar Rubio.