jueves, 20 de marzo de 2014

Crítica de TV - Ciega a citas (Episodio 9)



Cuando sigues en una relación sentimental, como la de este crítico en serio con Ciega a citas, sabes que tienes que mirar las virtudes y olvidar los defectos, sabes que tienes que aceptar las posibilidades y apariencia de tu pareja y no tratar de compararla con la más guapa, la más inteligente y ni siquiera la más divertida.

Cuando sales con una manzana la aceptas como es porque en el fondo te hace sentir bien y a gusto, y eso es lo que sucede tras el noveno capítulo de Ciega a Citas, que cada vez se va compactando más como un lugar feliz y entretenido en el que mantener una relación sana en lugar de una aventura fogosa que te haga desatarte en pasiones y elogios.

Tras este capítulo tenemos claro que la serie no es la más divertida, ya que a penas hay gags o frases ingeniosas, pero sin embargo nos hace sonreír durante 45 minutos. Sabemos que no es la más guapa ya que el presupuesto es el que es y no se van a pasear por las galerías velvet cada día y sin embargo el tiempo con ella se pasa como si nada mientras que con otras relaciones no dejas de mirar el reloj. El problema es cuando falla en no ser la más inteligente y sigue pecando en parecer absolutamente artificial, a menudo parece que los personajes aparecen, recitan sus frases y se van ya sea en encuentros en la cafetería sin consumir nada o en citas que se resuelven en un paseo de 30 metros por la calle. Que digo yo, a mí si me llama una ex para dar un paseo no es sólo que no vaya, sino que le mando un par de euros porque el periodismo está mal pero aún debería dar para una coca cola.

En nuestra cita de ayer jugamos a no juzgar a un libro por su portada, a volver al coach a por consejo y a bucear en el pasado cuando Lucía llama a Pedro Alfaro, así con nombre y apellido que parece que en esta serie todos los personajes, aunque salgan 5 minutos son nombrados con nombre y apellido como si en la vida real recordásemos el de todos y cada uno de nuestros amigos y hablásemos de ellos siempre así.

El caso es que avanzamos para quedarnos como estábamos, o no. Y es que la serie está elaborando poco a poco a los personajes secundarios y crear un universo propio. Y creo que por ahí debe seguir su virtud es el carisma del grupo escogido y deberían de dar nombre a ese bar y de relajarse desde guión para no forzar situaciones sino que los personajes convivan y no se encuentren atropelladamente, y por favor no más conversaciones con un más uno escuchando lo que no debe, que esto no es una serie de globomedia.

En resumen, estas citas cada sobremesa siguen siendo un placer, por la agilidad, la simpatía y por el viaje y no por el destino en sí. Cada vez me importa menos que nada con quién acabe Lucía (que sabemos que es con Feo) sino por las andanzas y desventuras y el entretenimiento. Ahí es donde una relación se gana o se pierde, en lo que te hace senil mientras tanto y no en quién mató a Laura Palmer.

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