Recuperar una fórmula de éxito esquema por esquema para una secuela recuerda siempre manido y aburrido, a menos que con ella captures el espíritu del original y que lo lleves un poco más lejos. Pero sobre todo, si dejas un tiempo prudencial como para que ese revival vuelva a estar de moda. Entendámonos, nadie quiere escuchar ahora un disco de versiones de hits de 2010, pero volver a versiones de los 80, como que mola.
Por eso (y por más razones) funciona perfectamente Jurassic World (despojándose del Jurassic Park 4), porque han pasado 22 años y había ganas de hincar el diente de nuevo en una de las mayores y mejores obras de entretenimiento creadas.
Hay una conversación en Jurassic World en el que Claire, supervisora del parque, explica cómo ahora el público ya ha visto dinosaurios y hay que hacer algo más grande, más espectacular y con más dientes. Lo mismo se aplica a la secuela que el debutante Colin Trevorrow (seguridad no garantizada) firma con solvencia y devuelve a la primera división tras el maltrato sufrido por las secuelas anteriores. Hay definitivamente mucho más en esta comparada con las anteriores.
Y es que Jurassic World es la primera de ellas en recuperar el sentido del espectáculo, de la grandiosidad y del disfrute con cierta seriedad de la original, quizás motivada por la genial idea de arrancar con el parque ya abierto y permitirnos disfrutar del mismo con un billete dorado (la sección de niños es una pasada) antes de entrar en la fiesta de persecuciones y muertes por doquier.
En ese sentido, la elección de Chris Pratt funciona perfectamente como entrenador de velociraptores, y sí, hay una escena totalmente absurda con él en una motocicleta entre ellos, pero la propia credibilidad del relato te permite pasarlo por alto. En su propio universo y bajo sus reglas la cinta consigue que dejes el cerebro en la puerta de entrada y disfrutes con cara de “qué pasada”.
A mayores, el suspense está bien capturado, las líneas de humor caen perfectamente, los momentos nostálgicos están perfectamente incrustados en la trama (esa vuelta a las instalaciones originales es genial), los efectos son espectaculares y el ritmo va a toda mecha. Sí, tenemos que tragar con una trama de divorcio absurda y de un niño al que quieres ver morir desde el primer minuto, pero eso también estaba en la primera.
En resumen, Jurassic World es mucho mejor que las anteriores secuelas y, pese a no alcanzar a la original, consigue recrear el sentimiento de aquella y devolverlo a una nueva generación manteniendo la nostalgia en dosis justificadas. Mucho mejor de lo esperada y un acierto de blockbuster. Así sí.
Lo mejor: El sentimiento de entretenimiento veraniego absoluto
Lo peor: El final, mejor no darle una segunda vuelta con el cerebro puesto
Valoración: 7,5/10
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