lunes, 7 de diciembre de 2009

MALDITAS PRISAS. ESTO PODRÍA HABER SIDO GRANDE


En un mundo cinematográfico dominado por los convencionalismos comerciales…

…Esta es la historia de un niño mimado, que nadie se lleve a engaños.

Es la historia de un cineasta con tanto sello propio y tanto poder al utilizar el arte de la narrativa visual que todo lo demás queda ahogado.

Tarantino nos fragmenta la historia por capítulos, por personajes y por diferentes motivaciones. Como él siempre hace.

Los personajes están bien dibujados y de cada uno se podría dibujar un spin-off creando un universo particular. Como él siempre hace.

Toda la película está impresa de un particular sentido del espectáculo aderezado de acción salvaje y humor desmedido. Como él siempre hace.

También hay una utilización del sonido (y el silencio) de una manera increíblemente portentosa y una banda sonora a medio camino siempre entre el spaghetti western y el frenetismo acompasado de imágenes. Como él siempre hace.

A Tarantino le da igual contar la historia de venganza con tintes marciales que redibujar la 2ª Guerra Mundial. Él tiene su sello y lo imprime en cada fotograma. Y eso es lo más grande de esta película.

Y es que se nota mucho que estos “Malditos Bastardos” habrían necesitado un repose conveniente en la escritura y sobre todo en el montaje.



Tenemos una idea muy buena, mal hablando es una idea cojonuda.
Y Tarantino visualmente es un portento de los enfoques y desenfoques, de los zooms y de la brutalidad. Es un auténtico genio de esto, de eso no hay ninguna discusión admisible. A eso súmenle que nadie escribe diálogos como Tarantino ¿entonces qué me falla?

Pues que la película nunca termina de despegar, y eso es porque la veo apresurada.
Me encantaba la idea de describir a los bastardos. Todo se queda en un par.

Me gustaba el hecho de tenerlos como protagonistas. Pero no termina de cuajar.

En realidad la cosa se tuerce. Y el argumento general se diluye entre varias cosas que nunca termino de comprender al completo. De una escena brillante pasamos a otra que no avanza. Y así seguimos, dando tumbos durante dos (desmedidas) horas y media.

La película tiene unas lagunas de ritmo indescriptibles, muchas escenas se hacen eternas y el 40% de lo que se dice o se cuenta es totalmente prescindible. Una reescritura de guión habría dado con el problema y estaríamos hablando de algo salvajemente brutal e imaginativo.

Pero no es el caso.

Y no lo es porque Tarantino ya es demasiado grande como para que alguien le corrija una coma. Es demasiado potente como para atenderse a las normas convencionales y ya nadie le puede decir que esta historia en hora y media y condensada habría estado mejor expuesta. Tarantino tiene una (auto) consciencia de genio que su propio ego le puede terminar ahogando.

Todo trata sobre una familia rural de Francia a la que un nazi interroga por la sospecha de ocultar judíos (impresionante, brillante, satírico y verdaderamente entrañable Christoph Waltz, quiero una nominación al Oscar sí o sí).

Tras una larga, eterna, diatriba el nazi se carga a todos los judíos escondidos excepto a una. Esto dura mucho, demasiado y a ratos el tema de leche arriba, leche abajo, la pipa, la ventana, y demás atrezzo acaba saturando. Y pese a que me resulta incómodamente gracioso el resultado de la escena (¡quiero sangre!), se echa mucho de menos el nervio.

La única superviviente de esta masacre se refugiará en un cine en el que por azares del destino y el amor de un actor/militar (brillante y solvente Daniel Brühl) se realizará el preestreno de una película que no entendemos porqué es tan importante ni porqué hasta el mismísimo Hitler quiere acudir a ver con una seguridad tan extensa como los registros interpretativos de Diane Kruger.

Por otro lado y enlazado con un calzador anchísimo, están los bastardos, encabezados por Brad Pitt (caricaturesco, con boca torcida a lo Popeye y sobreactuado como si siguiera siendo el viejo de Button) que también pretenden tramarla en el estreno de manera paralela a la dueña del cine.

Los bastardos son un grupo mayoritariamente americano con ganas de matar nazis y arrancarles las cabelleras (con más saña y menos elegancia que la Thurman en Kill Bill) con el único propósito de… matar nazis.

Vale, me lo creo. Pero… me falta un leimotiv que me una ambas historias y me den ganas de seguir descubriendo más de cada uno.

La escena de la taberna es innecesariamente larga, y la forma en la que está resuelta me resulta convencional, tópica y en el fondo infructuosa. Sí, el juego de acentos es divertido, pero… ¿es solo eso? ¿Tanto personaje interesante para despacharlo sin que llegue nunca a entrar en acción? ¿En realidad estos bastardos son tan salvajes y letales y hacen las cosas tan, tan, tan rematadamente mal?

Y sobre todo… ¿Hasta dónde tengo que tener tragaderas con esta película? ¿Porqué no conozco la historia de Pitt y sí de los otros? ¿Dos horas de diálogos en un callejón sin salida no son suficientes?

Y llega el (Apocalipsis final) desenlace. Solo tengo una expresión… Bufff. No hay quién se lo crea.

Y no son solo las “licencias históricas”, es que no me lo trago por ningún sitio. Es precipitado, surrealista, estúpido hasta la extenuación y mal acompasado.

Con todo lo dicho y analizado ¿Es Inglorious Basterds una mala película?
No, es notable, pero es que no es lo mismo lo que esperas cuando vas a un McDonald que a un restaurante con manteles de tela.

De Tarantino esperas pasártelo bien cada minuto, que su brutalidad te pare el corazón y que aplaudas tras una escena maravillosa. Esperas que alguien mire a la cámara y diga una palabrota, esperas que sus diálogos te bombardeen en inteligencia. Esperas mucho más de lo que esta película te da.

Y la mayor lástima es que con un mayor cuidado y menos ego la película habría arrasado porque es arriesgada, tiene sello, momentos brillantes y grandes actores (Kruger no va por ti).

Es una película de 7, pero a uno le da pena no poder subir la nota. Y encima la nominarán al Oscar en varios aspectos con lo que el ego tarantiniano se disparará hasta puntos insospechados en la próxima realización. Y que nadie me diga que Kill Bill no era mejor que esta.

1 comentario:

  1. Si ya se había pasado 10 años escribiendo este guión, que le costaba haberla filmado en 10 más para que le saliera bien, verdad? Jajaja

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