LOS MUPPETS (2011) - ****

Mah na mah na chu chu chururu

Hay algo mágico en la nostalgia, es un sentimiento único que apela a unas emociones positivas y que te hace volver a disfrutar de un recuerdo. Te permite apelar a ese rinconcito de tu memoria y decir “¡Eh! Esto es lo que tú sentías, ¿recuerdas esas tardes de bocadillos de nocilla frente al televisor?” y entonces vuelven a ti esas sensaciones y te conviertes en aquello que eras.

El cine ha tratado de revitalizar eso llamado nostalgia y aprovecharlo en su beneficio cada dos por tres, el ejemplo más claro y reciente es The Artist que hasta incluye partes del score de “Vertigo” para hacerte aflorar esas sensaciones. Es muy discutible esta técnica (¿acaso no puede la película establecerse como un nuevo recuerdo sin apelar al pasado?) pero es desde luego efectiva. Y a mí me sirve.

La película de los Muppets revitaliza ese show televisivo y te vuelve a transportar a ese lugar en tu memoria, y gran parte del éxito de la cinta radica en ello, en volver a ver esa cabecera y esos carismáticos personajes que se niegan a abandonar nuestras retinas.

Muchos dirán que el gran parte del éxito de esta pequeña joya festiva radica en esa interpelación, pero hay que reconocer que esta nueva versión de los Muppets tiene vida y alma propia, tiene simpatía, frescura, originalidad y la suficiente jovialidad para valerse por sí misma. Es cierto que los personajes son los que están inventados por Jim Henson en su mayoría (hay hueco para un nuevo) y que lo que eleva la cinta es la personalidad de ellos y el diseño que se sigue manteniendo de marionetas que se mantiene fresco en estos tiempos en que se puede hacer cualquier cosa a golpe de click. Pero, los que dicen eso que revisiones ese “Los teleñecos en el espacio” de 1999 o “los teleñecos en la isla del tesoro” para ver la diferencia de la magia.

Y es que lo bueno de esta revisión de los teleñecos es que está actualizada y pasada por el filtro de lo contemporáneo. En esta película el argumento es el de dos “hermanos” uno de ellos humano, otro muppet que crecen juntos y uno se siente aislado del mundo hasta que ve el show televisivo de Gustavo y compañía y siente que pertenece a un lugar. Cuando el humano va a celebrar el aniversario con su novia a Los Angeles invitan a este muppet para visitar el estudio de los mismos y ya está abandonado.

Todos los personajes han pasado página porque nadie se acuerda de ellos (como si fuesen reales en el mundo real) e incluso la cerdita Peggy se ha convertido en editora de una revista de moda en Paris al más puro estilo “El diablo se viste de Prada” y hasta ha contratado a la asistenta de aquella, un cameo de Emily Blunt verdaderamente brillante.

Entonces, el protagonista, el muppet nuevo, se entera que van a derrumbar lo poco que queda de ellos y se lanzan a reunir a la pandilla para salvar los estudios de un codicioso empresario (bien interpretado por Chris Cooper) y hacer un maratón televisado para salvarse. Como ven la nostalgia está presente en el mismo argumento.

Pero hay un factor clave, y son todos esos niños que ni han oído hablar de los teleñecos y que son los consumidores potenciales de la cinta. Por eso creo que se mantuvo en España el título original, para lavar la imagen apolillada y tratar de captar nuevos seguidores. Y la cinta lo consigue, con guiños mucho menos inocentes que antaño y con la comicidad de un reparto muy bien escogido y una partitura de canciones que no cansa nunca y que no molesta consiguen hablar a diferentes generaciones, algo que me parece complicadísimo.

Otro de los grandes aciertos es el colorido diseño de producción, muy limpio y juvenil tanto en decorados como en vestuario sin llegar a sobrecargar al espectador sino dándole aire suficiente.

Aunque lo que de verdad hace de esto es una fiesta junto a los protagonistas animados son los de carne y hueso. Amy Adams está brillante en sus apariciones y su número “Me party” compartido con Miss Piggy es todo un derroche de la jovialidad, simpatía y frescura de un grandísimo talento que pide a gritos una comedia musical para ella sola. Y para mí el mejor número junto al de apertura.

Aunque el que se lleva la palma es Jason Segel, que ha estado detrás de todo el proyecto y ha conseguido su propósito con creces, el de devolver vida a este proyecto y el hacer una película familiar sin caer en infantilismos. Su interpretación de pobre panoli y niño grande le va que ni al pelo con la imagen que hemos visto durante varios años de Marshall en “Como conocí a vuestra madre” y consigue dar el do de pecho y llevar su trama sin molestar y con la suficiente solvencia y vis cómica necesaria para hacer creer un personaje casi ridículo en cualquier otra mano.

El resto de secundarios está brillante en sus mayores o menores aportaciones que van desde Rashida Jones como productora televisiva a cameos más breves como Zach Galifianakis, Mickey Rourke, Alan Arkin, Jim Parsons, Neil Patrick Harris… todo un recital de cameos que no molestan ni distraen.

Con lo cual y con una buena solvencia de ritmo, diversión, música y nostalgia la película juega muy bien sus bazas y consigue hasta emocionar en el final. En un año complicado para el cine familiar donde no ha habido una verdadera película salvable en animación (Rango no es para niños, Rio y el gato con botas son muy mediocres) y la única recomendable me parecen los pitufos, ha tenido que llegar el abrir el baúl de los recuerdos, el volver la vista atrás y el género musical familiar el que nos ha dado una pequeña joya de entretenimiento para todos los públicos. Con Los Muppet me lo he pasado como un enano, y muchas veces el cine se compone de eso, de pasártelo bien.

Lo mejor: El nuevo muppet y los momentos de Miss Piggy (ojo al intento de flashdance)

Lo peor: Que nos hacemos mayores

Valoración: 8/10