Downton Abbey de vacaciones de verano en India
La producción más cara de la historia de Channel 4, su propio “Dowton Abbey”, que tras una incesante promoción ha llegado a las pantallas británicas con unos datos de audiencia bastante más escuetos de lo esperado. Parte de la culpa es la lucha contra “The Casual Vacancy” y otra parte de los propios errores de la producción, más centrada en construir que en propiamente desarrollar en el primero de estos diez capítulos.
Ambientada en la India pre-revolucionaria la historia se centra en un grupo de personajes que se reúnen en Simla en 1932, un lugar donde los británicos acudían para evitar el sofocante calor del verano. A partir de ahí se juntan una serie de arquetipos que hemos visto y conocido muchas veces: El ambicioso secretario del Virrey y su hermana llegada de Inglaterra huyendo de un matrimonio fallido, una mujer pija con su marido misionero más dado a ayudar al prójimo e integrarse en India que en su familia, un Indio idealista que les ayuda y que está enamorado de una mujer de otra casta mientras su hermana es una revolucionaria en pro de la Independencia de India…
Aquí hay una buena historia pero el problema es que nunca alcanza por alzar su voz propia frente a todo lo que ya conocemos “La Joya de la corona”, “Pasaje a la India” o incluso “Gandhi” están más inspiradas en lo que intenta contar: un grupo de británicos más ocupados de sus asuntos que de lo que se cuece en las calles.
Tras las primeras pausas apunté en mi libreta: No ha pasado mucho. En realidad en el primer (y largo) capítulo de esta historia no llega a pasar nada, se preocupan tanto en construir el ambiente, la escenografía, los (maravillosos) paisajes y el vestuario que se han dejado por el camino algo muy importante: la veracidad, la historia, el pulso, el nervio y sobre todo el arte de la narración.
En varias ocasiones estaba completamente a uvas sin saber si íbamos hacia alguna parte o nos habíamos quedado estancados dando círculos, creo que es uno de los pilotos con más escenas de relleno que he visto en mi vida y con errores de dirección y montaje tan garrafales que las escenas se alargan únicamente para mostrar encuadres bonitos que dan una sensación extraña de acartonado y enmarcado, como falso y premeditado en dirección actoral. Por ejemplo, la escena en la que enseña a su hermanable pony de madera en medio del jardín resulta estúpida, insulsa, nada convincente y acartonada en todo momento.
Todo eso sería perdonable si las escenas clave consiguieran enganchar, apasionar y mantenerte pegado al sofá, pero fallan de emoción y acaban pareciendo parodias de sí mismas como el intento de asesinato frustrado y esa persecución que recordaba a Benny Hill, o el salto del tren en marcha que daba impresión que iba a 3 km por hora. Errores de dirección y montaje que resultan sonrojantes en una producción de esta categoría.
A su favor tiene que se denota algo palpable en la historia, que parece que puede apuntar maneras y que su propósito de cuatro temporadas mostrando la lucha por la Independencia de India puede ser apasionante si se sabe manejar y mover a los personajes en la dirección correcta, y ahí está Julie Walters marcando cómo se debería enfocar la historia y hacerla mejor.
Indian Summers tiene un gran potencial enfrascado en un piloto farragoso, sobre todo en cuestiones claves y de narración. No es un fracaso absoluto, pero tampoco es la joya que todos esperábamos y habrá que ver si su segundo episodio, sin todas las presiones y expectativas del primero consigue encontrar su sitio y ritmo.
A favor: La historia y las piezas están colocadas en buen lugar en el tablero
En contra: Una demasiado larga introducción y construcción
Valoración: 5/10
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