lunes, 30 de agosto de 2010

Conocerás al hombre de tus sueños (2010) **

Como cuando te presentan a alguien y se te olvida el nombre


Esto de los títulos me confunde.


No por nada, pero muchas veces las traducciones al castellano de los títulos de las cintas me cabrean, porque o bien los cambian por completo o añaden subtítulos vergonzosos.

En “Conocerás la hombre de tus sueños” no ha sucedido eso. De hecho, no es para nada una mala traducción del “You will met a tall dark stranger” original.

El problema es que ni conoceremos al hombre de nuestros sueños, ni al extraño alto y moreno, ni conoceremos a nadie, porque conocer implica un desconocimiento y en la última cinta de Allen todo suena a repetido, manido y ya visto. Allen repite fórmulas una vez más y nos deja una cinta fácil de ver pero sin una sola línea de brillantez u originalidad.

La película inicia con una frase de William Shakespeare en la que “La vida es un cuento narrado por un idiota, llena de sonido y furia, y al final no significa nada”. Bajo esta premisa desarrolla una gama de personajes que nos van a hablar sobre el sentido del matrimonio, de la existencia, de la vejez, del más allá, de las relaciones personales y el autoengaño para ser felices. Pero todo con una superficialidad que asusta, nada te hace reflexionar durante más de tres segundos y muchos personajes solo deambulan sin un sentido argumental definido. Es cierto que la película quiere pretender no tener demasiado sentido, como la vida, sino solo contarnos unas historietas, pero un poco de interés en lo que nos cuentan o cómo nos lo cuentan hubiese sido mucho más placentero.



La película arranca con una voz en off (síntoma extremo de la dejadez de Allen y que será persistente durante toda la cinta aunque no tan repetitiva como en Vicky Cristina Barcelona), lo que nos cuenta es la historia de una mujer mayor que acude a una vidente para superar sus problemas tras un intento de suicidio, y es que:
-Su marido la ha dejado porque quería sentirse joven otra vez y se dedica a hacer ejercicio sin parar.
-Su hija, a la que mantiene, se tiene que poner a trabajar en una galería de arte regenteada por Antonio Banderas porque el marido de ésta no supera el síndrome de la primera novela y no vende nada.
-A su vez el marido de su hija se enamora de la chica de la ventana de enfrente y su propio marido se vuelve a casar con una “aspirante a actriz jovencita”.

Y ya está, se desarrollarán mínimamente estas líneas argumentales sin un sentido definido, pero sobre todo con una dejadez y pasotismo que asusta, con el automático puesto.

La relación de Brolin con Freida Pinto es de un monótono alucinante con las posibilidades que habría dado esa mujer que siempre va vestida de rojo. Aquí nuestra eterna Latikah se pasea sin convicción, sin carácter, sin background, sin rumbo fijo… y su debate sobre si se casa o no me preocupa lo mismo que las posibilidades de vuelo sin motor en el Serengeti.
Por su parte Josh Brolin cumple justito su papel de tío normal, quizás no tanto por su culpa, que da bien con el perfil, sino porque no está bien definido sobre el guión, y la escena en la que cambia el entorno y ve a su mujer desde la ventana de enfrente no sé muy bien que sensación debe despertar en mi, ¿la quiere? ¿ya la ha olvidado? Solo me da pereza que se desaprovechen así ideas.

En el otro lado la relación Naomi Watts – Antonio Banderas, es tan insípida, falta de química y chispa que son para darles de guantazos, mención aparte de la pésima actuación del malagueño que parece querer poner caras en sus breves apariciones. Este hombre ya ha patinado (en mayor medida) este año en “un engaño de lujo” como Dandy latino… debería dejar de tratar de hacer este papel, porque ha encumbrado al Bardem de Vicky Cristina Barcelona como prototipo latino. Banderas no da el pego en ningún momento de la cinta.

Los mejores momentos están reservados a la pareja madura. Por un lado Gemma Jones , la eterna madre de Bridget Jones, que se vuelve medio loca con las ciencias ocultas y su manera de empezar las frases “Crystal dice…” Es lo mejor de la función, pero su interpretación nunca se define claramente por el lado de lo cómico o histriónico y se queda muchas veces en frío argumental. La sesión de espiritismo que podría haber sido épica se queda en aguas de borraja por este hecho de no saber si reír o sentir lástima, y al final solo sus sorbitos nos despertarán carcajadas en un personaje con gran potencial Allen.

El alter ego del director, ese papel que él podría haber interpretado sin despeinarse, recae en esta ocasión sobre Anthony Hopkins que camina cabizbajo y con cara de cordero acudiendo al matadero continuamente. Su relación resulta lo más divertido, pero pese al brillante potencial su papel se termina perdiendo hasta perder el fuelle absolutamente al final.

Y es que el gran problema de esta cinta es su falta de definición. En ningún momento se torna cómica del todo a pesar de que muchas situaciones (la viagra, por ejemplo) parecen concebidas para hacerte reír. Pero bien sea por las interpretaciones o el ritmo impreso (mucho más lento en diálogos de lo que acostumbra en neoyorquino) la cosa no acaba por cuajar del todo. Y como drama la película nunca consigue alcanzar la emoción deseada. Es como si hubiese tenido la idea y no la hubiese reescrito para filtrar las situaciones y darle el empaque necesario.

Para mayor contra volvemos a tener varios “desenfoques” no tan reiterativos como en Vicky Cristina Barcelona, pero sí que es cierto que la dirección de Allen está dubitativa, no parece decantarse por seguir a los personajes para darle aire teatral ni le imprime ritmo cinematográfico. A todo lo dicho hay que sumarle situaciones ya vistas y cierto aire de Deja Vu.

Objetivamente este es un Allen menor, lo que quiere decir que hay un Allen mayor y es lo que da rabia. Parece que el genio americano se ha dormido en los laureles y está haciendo películas por pura inercia. Para colmo de los males, entre los menores ésta película es más inferior, carente de cinismo, de ironía, de diálogos chispeantes y de la inteligencia a la que siempre nos fuerza. De la última década es de las más flojas (sino la que más) y eso que pensé el pasado año que “Si la cosa funciona” era lo que Allen hacía con pereza, no, Conocerás al hombre de tus sueños es pura dejadez, pura manera de no tomarse en serio sus intenciones y una repetición de esquemas continua sin una clara intención, pero lo que de verdad da más rabia es que la cinta tiene potencial y se hace cómoda de ver, pero nunca termina por despegar y al final no funciona ni como comedia, ni como drama, ni como entretenimiento pasajero.






Por eso lo del título, aquí no conoceremos nada que nos deslumbre ni a nivel de guión, ni interpretativo, ni de dirección, ni de ideas. Una verdadera pena. A esperar otro año toca. Por lo menos Londres sale bonito.


Nota: 4/10

2 comentarios:

  1. Lo has clavado. Creo que es una peli que promete en muchos puntos, pero no llega a ningún sitio. Sobre todo porque no explota una de las ideas que creo que intenta transmitir, y eso que todos sus personajes, absolutamente todos, viven una farsa, una vida que no es la suya, pero que Allen no se molesta en mostrarnos. B.

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  2. Opino exactamente lo mismo. Allen defrauda y da rabia porque sabemos que es capaz de sacar más de sí, es un film pasajero, irrelevante en su currículum, cuyo único objetivo es sacar unas perras gracias a la firma del director.
    Banderas... innecesario y muy breve. La película parece un conjunto de historias que Allen quería contar pero no sabía unir.

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