Walt Disney había perdido su magia. Era vox populi, y de no ser por esa alianza con Pixar el estudio de Mickey sobreviviría a base de Hannahs Montanas, Selenas Gómez, High Schools Musicals, Jonas Brothers y demás subproductos adolescentes.
Toda una pena.
En lo que animación se refiere, Disney se había quedado infnitamente atrás con películas regulares (Conociendo a los Robinson) o directamente malas (Chicken Little) y de la que tan solo se salva de la quema Bolt. Lo que era la esencia de la compañía se había quedado relegada a innumerables secuelas de mercado doméstico de ínfima calidad.
Tiana y el sapo supuso un regreso al pasado que salvo la excepción de una partitura musical decente y el entorno de Nueva Orleans, al que aquí escribe le resultó mortalmente aburrida.
Pero con Enredados (Tangled, 2010) hemos vuelto a los cuentos de los hermanos Grimm, a las princesas, a los palacios, a los apuestos salvadores, a los secundarios animalescos, a los conjuros y los hechizos, a los números musicales, a las malvadas madrastras, al poder del amor y a las historias con moralina.
Enredados es todo lo que Tiana y el Sapo quiso y no pudo, una película que recupera el espíritu de las mejores producciones de Disney y lo hace contemporáneo otorgando a la princesa un espíritu rebelde y adolescente que casa muy bien las niñas de hoy en día.
La historia relata el cuento de Rapunzel, una chica con un poder mágico en su pelo que es recluida en una torre por su madrastra y que la oculta su verdadera identidad como princesa del reino.
Ahí llega por accidente un ladrón que termina acordando sacar a la princesa de su torre y enseñarla un espectáculo que se hace con linternas la noche de su cumpleaños.
Por supuesto en su “excursión” serán perseguidos por la madrastra, la guardia real, otros bandidos y un caballo que se cree perro.
La historia es sencilla, es simple, como siempre han sido las de Disney, pero en Enredados han puesto especial énfasis en cuidar la personalidad de los personajes y hacer que tengan el suficiente carisma como para llevar el peso de la cinta y no convertirse en una princesa más.
Aquí los animales no hablan y los secundarios simpáticos son un camaleón y el caballo anteriormente citado, no son Timón y Pumba, no roban el show en ningún momento pero consiguen otorgar ese punto extra para que los niños se queden pegados a la pantalla.
Es digno de admirar el respeto de la animación tridimensional y computarizada por la tradicional y aunque tienen licencias de verdaderas virguerías a golpe de click (la escena de las linternas es un prodigio de quedarse con la boca abierta y casi tocarlas) han buscado encuadres y diseños que parecen sacados del lápiz y papel.
Toda una pena.
En lo que animación se refiere, Disney se había quedado infnitamente atrás con películas regulares (Conociendo a los Robinson) o directamente malas (Chicken Little) y de la que tan solo se salva de la quema Bolt. Lo que era la esencia de la compañía se había quedado relegada a innumerables secuelas de mercado doméstico de ínfima calidad.
Tiana y el sapo supuso un regreso al pasado que salvo la excepción de una partitura musical decente y el entorno de Nueva Orleans, al que aquí escribe le resultó mortalmente aburrida.
Pero con Enredados (Tangled, 2010) hemos vuelto a los cuentos de los hermanos Grimm, a las princesas, a los palacios, a los apuestos salvadores, a los secundarios animalescos, a los conjuros y los hechizos, a los números musicales, a las malvadas madrastras, al poder del amor y a las historias con moralina.
Enredados es todo lo que Tiana y el Sapo quiso y no pudo, una película que recupera el espíritu de las mejores producciones de Disney y lo hace contemporáneo otorgando a la princesa un espíritu rebelde y adolescente que casa muy bien las niñas de hoy en día.
La historia relata el cuento de Rapunzel, una chica con un poder mágico en su pelo que es recluida en una torre por su madrastra y que la oculta su verdadera identidad como princesa del reino.
Ahí llega por accidente un ladrón que termina acordando sacar a la princesa de su torre y enseñarla un espectáculo que se hace con linternas la noche de su cumpleaños.
Por supuesto en su “excursión” serán perseguidos por la madrastra, la guardia real, otros bandidos y un caballo que se cree perro.
La historia es sencilla, es simple, como siempre han sido las de Disney, pero en Enredados han puesto especial énfasis en cuidar la personalidad de los personajes y hacer que tengan el suficiente carisma como para llevar el peso de la cinta y no convertirse en una princesa más.
Aquí los animales no hablan y los secundarios simpáticos son un camaleón y el caballo anteriormente citado, no son Timón y Pumba, no roban el show en ningún momento pero consiguen otorgar ese punto extra para que los niños se queden pegados a la pantalla.
Es digno de admirar el respeto de la animación tridimensional y computarizada por la tradicional y aunque tienen licencias de verdaderas virguerías a golpe de click (la escena de las linternas es un prodigio de quedarse con la boca abierta y casi tocarlas) han buscado encuadres y diseños que parecen sacados del lápiz y papel.
Además consigue que el discurso sea ágil, fresco, entretenido y que funcione para todos los espectadores tanto los adultos, como los niños, como los adolescentes y preadolecentes y eso me parece una de las cosasmás complicadas de lograr.
Y lo hace.
Pero no todo son virtudes, Enredados no es la bella y la bestia, para qué engañarnos y el punto verdaderamente flaco viene de los números musicales. Ninguno consigue realmente levantar el vuelo, ni ser espectaculares y algunas canciones terminan por hacerse increíblemente monótonas. Pensando en la bella y la bestia todos los números son brillantes desde ¡Qué festín! a la mítica Bella y Bestia son, pasando por Gastón. En Enredados no hay nada de eso, no se recuerda ninguno especialmente y aunque están realmente bien empastados con la narración, carecen de la espectacularidad necesaria.
Por última la historia no deja de ser en todo momento plana, no hay grandes sorpresas reservadas, ni toques verdaderamente conmovedores o especialmente divertidos. No tiene esa grandiosidad de Pixar. Se disfruta en todo su entretenimiento, pero a toro pasado es difícil que aguante el paso de los años como otras cintas sí lo han conseguido.
Aún así, Enredados es una película notable y que conjuga lo mejor de la esencia Disney y lo adapta a las técnicas contemporáneos. Enredados es todo un acierto del sello Disney y que, pese a no ser un clásico de la compañía, consigue entretener, divertir y convertirse en la mejor película de animación de la casa de la última década.
Valoración: 7,5/10
Y como posdata, y sacada totalmente fuera de lugar, pero nadie explica si el pelo de Rapunzel es mágico solo en la cabeza... Pedón por la ordinariez.
De acuerdo en todo, pero agregaré que a mí se me emocionó por lo menos uno: el número musical del bar, donde los parroquianos a pesar de su apariencia y su estilo de vida, tienen un sueño. Me pareció bastante bueno...
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