Hace unos meses hablé de la primera temporada de Parksand recreations, una serie a la que llegué de rebote de The office y de la que dije que pese a haberme gustado y divertido no estaba a la altura de la oficina de Michael Scott.
Hoy he terminado casi en maratón la segunda temporada (más larga y compacta) de Parks and recreations y he tenido la misma sensación que en su día tuve con The office y es que en esta segunda Parks and recreations ha desarrollado su verdadero concepto de serie descargando el protagonismo de Leslie Knope y ampliándolo a un abanico de personajes secundarios todos ellos esperpénticos y entrañables en su propia personalidad. Es por ello que está segunda temporada hace de la ficción un paso de madurez y consolidación y pese a que huye un poco de esa marca de humor y tramas surrealistas (al menos no tan surrealistas como en la primera temporada) consigue que mi valoración sobre la serie suba enteros y la considere absolutamente notable y recomendable.
Y lo hago porque cada veinte minutos son como pequeñas dosis de entretenimiento absoluto, porque Amy Poheler está francamente divertida en su concepto de payasa entusiasta y porque el resto le secunda con tanto carisma que es imposible no abrazar a cada personaje desde su jefe Ron Swanson que tiene momentos brillantes en esta temporada hasta Ann que es el personaje más normal de todo el cast pasando por supuesto por mi favorita April: una suerte de dejada de la mano de Dios que odia a la humanidad pero que ha evolucionado hacia tener un corazón y sentimientos.
La temporada está cargada de grandes momentos que son difíciles de explicar y difíciles de seguir si no te has amoldado a cada personaje, hoy he visto un capítulo con mi familia y mientras me moría de risa con Donna o los ninguneos a Jerry ellos me miraban extrañados y es que el encanto de esta serie a diferencia de otras no es del uso del gag o el chiste divertidísimo sino de ver cómo reaccionan cada uno de ellos ante las situaciones y reírte de ese juego cómplice con la cámara.
Aún así, a la serie le falta mucho por explotar, muchos más matices y lograr mayor emoción en determinados momentos para no parecer la hermana pequeña de The Office (he de reconocer que he llorado varias veces con aquella) y es que pese a ser entretenida, divertida, bien construida y mejor interpretada a la segunda temporada de Parks and recreations le falta un poco de calado emocional para poderla situar entre las más grandes, pero aún así Parks and recreations es una gran recomendación para el verano y ya estoy contando los minutos para ponerme con la tercera temporada. Y eso es por algo.
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