viernes, 24 de septiembre de 2010

¡Ha vuelto Glee!

Y me llena de júbilo


¡Ha vuelto la temporada fuerte de la televisión americana!

Y con ella llegan las series que el año pasado llegaron para quedarse. Uno de esos estrenos, que por merchandising fue el más importante no fue otro que Glee. La gran serie revelación del pasado año (con permiso de la gran Modern Family)

No os voy a engañar para mi Glee fue un gran arranque, se convirtió en la mejor serie del momento en su mitad y luego cayó a los infiernos para tratar de levantarse a trompicones.
La primera temporada de Glee me resultó muy irregular.
Que no quita que tuviese muchos de los mejores momentos de la pasada temporada pero la acidez, la ironía, la crítica, la mordacidad y el humor surrealista del arranque dieron paso a una serie para adolescentes más cargada de autotune.

La prueba de fuego venía con la segunda temporada que se ha estrenado esta semana. Y parece que hemos regresado un poco a los inicios.



El comienzo del episodio ha sido un recorrido por el McKinley donde en tono documental y cámara en mano nos ponían al día de las tramas y sobre todo hacían una crítica a las carencias de la serie (¿no creéis que os habéis pasado con el autotune? ¿no son todas las canciones muy Gay?). Y que tras un recorrido mordaz hacia la visión de la propia serie termina con uno de sus emblemas: el lanzamiento de granizado.

Esas son las cosas que me gustan de Glee, sus paseos frenéticos a golpe de banda sonora por los pasillos del instituto, los planos de la mano llevando el granizado, el separador musical del timbre del colegio…
Las narrativas propias que la diferencian de cualquier otra serie.

Y solo en ese comienzo hemos tenido una buena descripción de los personajes y una lúcida mirada cargada de crítica hacia la propia serie y sus estereotipos: Los freaks marginados de minorías que se unen para pasar por los mejores del instituto, aunque nunca dejan de ser outsiders.

Sin embargo no todo ha sido grande en Glee, detesto los cambios en las relaciones que ocurren entre parones, me parece un recurso más que pobre y vago por parte de los guionistas para posicionar sus tramas en lugar de dejarlas evolucionar. Aquí volvemos a tener ciertos cambios y algunos fatal explicados como la marcha de un integrante del coro y del entrenador de fútbol americano ¿no se supone que era un personaje importante? ¿no merecía al menos que explicaran el porqué de su salida? Y sobre todo el hecho de que habían desaroollado con paciencia la relación de la asiático con el minusválido y de golpe y porrazo se la han cargado. Vaya memez.

Respecto a los cambios nos han metido a tres personajes nuevos, el de mayor calado parece ser la entrenadora que viene a sustituir al que se ha marchado (un personaje… peculiar pero fatal desarrollado en este capítulo ¿es buena? ¿mala? ¿dura? ¿blanda? A cada minuto era otra cosa.).

Luego dos “posibles” integrantes del nuevo Glee, una chica de Filipinas que cantó el Listen de Beyoncee con uno de los autotunes más bestiales de la historia de la serie, con una interpretación de lo más patética y con una manera de gesticular al estilo triunfitos cutres, y un chico con la boca enorme que otorga un rollito un poco más cantautor happy al conjunto. Me he alegrado horrores que la filipina se haya pirado antes de empezar porque no me gustaba nada.
Creo que si tienen que entrar nuevas caras, voces y demás es para aportar algo: tenemos cada personaje en un tipo de voz, de estilo y la chica se solapaba con Rachel aunque en rollo “soy buena persona”.
No quiero gente buena, es un instituto, quiero gente mala, con ironía, con sorna y acidez.

Y mientras el principio me ha parecido genial y luego por culpa de la filipina me iba desencantando (pese a que Rachel estaba inmensa en su maldad egocéntrica y Sue en su cabronada), el final con esa canción de cierre me ha vuelto a cargar de ganas de entender porqué me gustaba Glee.

Glee ha vuelto un poco a los inicios mordaces, sugerentes, ridículos y divertidos (la audición a cheerleader de Finn es el mejor ejemplo), pero también ha dejado entrever sus defectos en esa actuación que es puro montaje y edición de voz de Sunshine y las imágenes del resto ovacionándola. La valoración es positiva, pero en cualquier momento te pueden plantar un capítulo Acafellas…

De momento a contar los días para el capítulo más esperado de todo el año el dedicado a la legendaria Britney Spears (que queréis que os diga ya no hay Lost)

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