PEKIN EXPRESS, La ruta del dragón - 6/10

¿Quién ha hecho este casting? ¿Antena 3?


No sé porqué, no sé que sucede, no sé si es que el tiempo pasa o yo me he aficionado demasiado a otros formatos y otras formas de contarlo pero esta tercera edición de Pekin Express no me está enganchando.

En Gran Hermano cada año meten un giro para hacernos picar, dos casas, una espía, gente que tiene que ocultar que se conoce… Es un método para decirte: llevas viendo esto durante años pero ahora es diferente. Es un método genial que alguna vez ha terminado por engatusarme cuando decía que no lo iba a ver.
Otras veces es un casting muy pintoresco cargado de personajes televisivos que terminar por hacer que los comentarios corran como la pólvora y te termines enganchando a la ración semanal del Reallity.

No sé porque en esta Ruta del Dragón no hay nada de eso, y es el gran handicap del programa. Porque el producto sigue siendo bueno, todo está correcto, tiene buena factura, buen montaje musical y está bien presentado. Pero no funciona como otros años.

Vamos por pasos.



No hay nada nuevo en Pekín Express. Todo ya lo hemos visto. Sí son nuevos países y culturas, pasamos por cinco países diferentes y todo eso, pero ¿qué más? Un giro en el comienzo, un algo sorprendente habría ayudado.

El montaje. Han decidido no mostrarnos la situación de cada equipo, apenas podemos intuir quién va a la cabeza o a la cola excepto por los comentarios de los propios concursantes (que intuyen su puesto) y eso provoca que realmente haya muy poca tensión en el desarrollo.

Y sobre todo el casting ha resultado completamente erróneo.
La primera edición teníamos a las gemelas y al pijo valenciano y su empleada de color.
La segunda a la insoportable Alazne y los policías, y ese mítico momento bofetón.
¿Pero este año? ¿quién destaca?

No hay ni una sola pareja que de verdad lleve el peso del programa. Sí tenemos unos azafatos (David y Javi) pero que en su cordialidad reside su aburrrimiento como personajes televisivos, la pareja en paro (Esther y Oriol) ha pasado completamente desapercibida, los asturianos (Javier e Hilario) prácticamente igual, el padre y la hija (Manolo y Marta) no son carne de reallity como tampoco lo son las hermanas vascas (Sandra y Belinda) ni los primos gallegos que resultan aburridísimos (por más que se caigan al suelo cada dos por tres).

Esto nos deja con dos cuarentonas independientes rubias y pijas, misses Sonia y Menchu, pero que en contra de lo esperado no son tan petardas como nos gustaría sino más bien mujeres normales y corrientes. Y los agricultores manchegos, Engracia y Manuel, no son nada que no hayamos visto antes, a esta clase de concursantes los hemos tenido en más lugares (incluso en la misma cadena) y mucho más divertidos.

Creo que los encargados del casting son los que no han sabido llevar el programa donde debería, porque todo evoluciona y no se trata de hacer morbo barato ni nada parecido sino darle un giro de tuerca. ¿No podrían haber recuperado alguna pareja de granjeros y llevarlos a Pekin Express para enganchar? ¿O recuperar a alguna de las grandes parejas en un segundas oportunidades contra el resto? ¿Y qué tal más acción en el concurso? Porque esa es otra, todos dicen que es muy duro, y no lo dudo, pero yo sólo veo gente haciendo autostop durante dos horas. Y vale, es cansado y tal, pero duro… lo que se dice duro…

No sé porque teniendo a mano The Amazing Race no recogen ideas y las incluyen en este formato que estoy convencido que no es barato precisamente y habrá que ver si se lleva a cabo una cuarta edición que como siempre estará en manos de la audiencia.

En resumen, ¿qué puede hacer este Pekin Express interesante? Realmente no lo sé, tiene que suceder algún milagro, que alguien haga algo excepcional, que algún tapado salte a la palestra o tengan un as en la manga, pero de momento este Pekin Express está siendo la edición más gris, sosa y sin interés de la historia del programa. SIgue siendo un buen programa pero hacen falta cosas geniales ya que con la cantidad de oferta que hay ahora en televisión las cosas correctas terminan lapidándose a sí mismas.

En fin, cosas de nuestra tele.