Hay películas que dejan un aroma en el cuerpo amargo: por su dureza, por su aspereza, por su fuerza narrativa, por el torrente interpretativo, por muchos factores. Esas películas que te hacen derramar lágrimas contenidas por rabia, por injusticia, porque simplemente se te caen.
Hay películas que son productos, hay cintas que son cine que sirven para abrir una ventana a otra realidad, que te quieren hacer reflexionar sobre la vida tal y como la tenemos concebida. Que te muestran un agujerito y te transportan en una aventura a otra realidad, con su historia, con sus personajes, con sus matices, con su manera de narrar, con su fotografía, sus ángulos…
Eso me ha sucedido con “When we leave” (Die Fremde, 2010) me ha engatusado desde los diez primeros minutos y me ha llevado con su narración a otro lugar, a otra garra, a la fuerza de una buena historia, al carisma de una gran interpretación. No lo he pasado bien, no es esa clase de historia, pero tras terminar la película he sentido el impulso inmediato de escribir esta reseña y tengo en el paladar un aroma a fotogramas, un sabor a cine.
When we leave trata la historia de Umay, una joven con ascendencia turca en la Alemania de hoy en día y que tras quedarse embarazada de su segundo hijo abre los ojos y ve su realidad: su marido es un maltratador en potencia al que ya no quiere y ella se siente desgraciada. Decidirá coger a su hijo y tratar de emprender una vida independiente volviendo con su familia.
Eso es el primer contexto, lo que de verdad explora la película es el poder de los lazos familiares, de las tradiciones, de cómo a pesar de ser una historia de occidente los inmigrantes mantienen su cultura, su respeto, su tradición y cómo los hijos educados en las libertades actuales tienen que enfrentarse a vivir entre dos culturas: la suya y la de su familia.
Pero es mucho más, When we leave ahonda en el vínculo de la familia, el amor de una madre a su hijo, el poder del perdón, de no dejar nunca de intentar algo por mucho que nos haga sufrir, el enfrentarse a las convicciones, la búsqueda de apoyos, la fuerza para partir… es una historia en sus capas temáticas muy compleja.
Todos y cada uno de los personajes que componen la familia tiene un arco muy conseguido, tienen una plena justificación, todo aporta un sentido al contexto, todos evolucionan, todos crean las situaciones e incluso la hermana en dos intervenciones define perfectamente el personaje.
La estructura narrativa es prácticamente lineal excepto el arranque, que comienza por el final con un corte seco, sin música, sin explicación, sin concesiones y sin aclarar prácticamente nada. Solo se oyen respiraciones, se ven miradas, decepciones… Después la película inicia ese gran flashbacks donde conoceremos toda la historia que nos ha llevado a ese punto.
Lo bueno de la narrativa utilizada es que no tiene ni un solo punto muerto, no hay ningún espacio en desuso e incluso la historia de amor que se nos introduce tiene un sentido justificado como balón de oxígeno en una historia opresiva, sin esperanza, sin escapatoria…
Son varios los momentos álgidos de la cinta desde el enfrentamiento con el padre en la cocina, a la noche en que llega la policía, el reniego de la madre en el parque… la cinta tiene cumbres de intensidad verdaderamente demoledores.
Pero sobre todo la escena de la boda con el niño acariciando la cabeza a su madre para tranquilizarla, es de una belleza ensordecedora, de una contención y un lirismo para enmarcar.
Eso sin olvidarme del maravilloso y poderoso final que culmina con una fuerza nada manipuladora y si te ha enganchado la cinta te desgarra por dentro.
El apartado musical no opaca, hay poca música elegida en momentos más bien de transición, que nos acampañan de unas escenas a otras pero que no intentan abrumar a la historia. El argumento es seco, áspero, fuerte y como tal lo presentan con la fuerza del sonido y ligeros matices de piano. No se inmiscuye en la narración, y eso es un gran acierto.
Por su parte la dirección de Feo Aladag es lo que necesita su propio guión, opresiva, cargada de primeros planos y un ritmo de montaje adecuado, tranquilo, sin estridencias.
Pero si hay algo que sobresale en la película es la portentosa interpretación de Sibel Kekilli, ya la descubrimos en la apoteósica Contra la pared (Gegen Die Wand) con una interpretación en parte similar de una persona con una fragilidad exquisita y sin embargo una fuerza de espíritu impresionante. No era sencillo este papel, está cargado de escenas fuertes, de gritos de angustia, de llantos desconsolados, de primeros planos cargados de emociones, de mucha contención y complicidad, pero es que además la actriz le otorga humanidad, una mirada que hace que nos arrastre en su devenir, un trabajo corporal digno de admirar y una sensación de que puede con todo. Ha ganado ya varios premios interpretativos, seguro que le caen muchos más y cierra todas las bocas y comentarios que criticaban su pasado. Solo por ella merece la pena ver la película, pero es que además el resto de la cinta la acompaña.
“When we leave” es una gran película, es cine mayúsculo, es poderosa, tiene mensaje y se te cuela entre los huesos para hacerte reflexionar. También es opresiva, angustiosa y enternecedora. Es una película que tiene dureza, que me ha recordado al mejor cine de Fatih Akin y me ha demostrado que en Europa todavía se sabe cómo hacer las cosas.
Imprescindible.
Valoración: 9/10
Anecdotario: Película seleccionada por Alemania para representarla en los OScar y en la sección oficial a concurso de la Seminci de Valladolid 2010
Es difícil hablar de esta película al ser de las más fuertes en sentido de no respetar los derechos de una mujer, por la impotencia que se siente a pesar de ser una película y por el sabor amargo que me ha quedado después de verla, es en realidad una película que te hace reflexionar.
ResponderEliminarEn esta cinta podemos notar que los Derechos Humanos son violados, prácticamente en toda la película. Uma es una joven madre, que es golpeada y violada por su esposo, que su padre la trata como un animal, o mucho menos que eso, en donde a pesar de estar en Alemania y no en su país de origen ella sigue siendo reprimida y tratada con la punta del pie.
Es claro que la cultura que rodea a la familia de Uma, ese contexto es totalmente histórico y arraigado desde el nacimiento de cada uno de los integrantes de la familia, pero Uma no lo quiso aceptar y trató de luchar por su independencia, por su libertad como mujer, lo que conllevo a la violencia para tratar de reprimirla por lo que trataba de defender, sus DERECHOS HUMANOS.
Sabemos que muchas veces es difícil vivir así, cuando la cultura es difícil, cuando la cultura en mala, ya que sabemos que hay culturas buenas y malas, bueno al menos así lo considero yo, aprendimos que a pesar de que en diferentes lugares del mundo, pensemos de cierta manera, esto jamás va a poder hacer que la cultura de lugares como lo es el del origen de Uma, vaya a cambiar solo por que llegue una persona a tratar de impedirlo, como sucede cuando entran los policías de Alemania a la casa de Uma y van por ella, la resguardan pero sus hermanos la vuelven a encontrar lo que provoca nuevamente la violencia.
Es por eso que me parece una gran película que nos muestra una nueva cultura, que nos muestra que no todo es miel sobre hojuelas y que a pesar de querer cambiar la cultura de la gente, cuando esta está arraigada es un intento inútil.
es una pelicula que te desgarra, el final me sorprendio, ver como grita de dolor mientras su hijo muere en sus brazos es terrible y mas por el parentesco de su asesino, tan cruel
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