Crítica de TV - SONS OF ANARCHY - 8,5

Pásame una tía en pelotas y una metralleta. Y no por ese orden.

He de reconocer que me ha costado un poco hacerme con su estilo pero al final lo he hecho y es que hoy vengo a hablaros de una serie que me han recomendado mucho mis amigos de facebook y twitter y que yo tenía bastante marginada porque mis amigos de la vida real me habían dicho que era muy lenta y aburrida y que era una suerte de Sopranos sin clase. He necesitado ver varios capítulos para comprender que los que tiene razón son los ciberamigos y que en realidad esta serie tiene su propio concepto, su propio ambiente y su propio carisma.

Sons of Anarchy (“Hijos de la Anarquía” en castellano) es una serie sobre gente con Harleys, chicos malos en chupas de cuero, gente cuyas noches apestan a alcohol y están rodeadas de mujeres de vestidos cortos que no paran de fumar y gente que no teme una buena pelea con los puños manchados de sangre y si es necesario pegar un navajazo o dar un par de tiros a sangre fría. Sons of Anarchy es una serie que pone en imágenes todos estos tópicos de los macarras eliminando cualquier concepto de blandeza y haciendo de matones extremos sin nigún problema.

Se trata de una serie dramática cuyo escenario es un club motero que se define por unos ideales de un patriarca fallecido y que se irán desarrollando poco a poco, capítulo a capítulo y tamizando esta historia diferente entre buenos y malos. Y digo que es diferente porque aquí no tenemos a unos buenos muy buenos o ni tan siquiera incomprendidos, sino a una lucha entre lo correcto y lo erróneo dentro de cada personaje y de sus propios principios que te llegan hasta a ver justificadas determinadas acciones totalmente indefendibles. Quiero decir, que por ejemplo un asesinato a sangre fría llegas a comprenderlo en la mente de cada personaje porque están perfectamente definidas su personalidad y sus intereses.

Por eso este Sons of Anarchy es una serie sobre personajes y cuesta hacerse con ellos, y cuesta porque en un principio solo ves un grupo de guarros vestidos de cuero sin escrúpulos y de los que si te cruzas por la calle te echarías a temblar. Son absolutamente temibles y terribles, pero poco a poco se van desarrollando sus matices y comprendes que son como son como medio de adaptación y supervivencia y que si estuvieras ahí y tuvieras un par podrías unirte a su club. Bueno yo me veo incapaz porque soy un jijas, pero han conseguido cambiarme mi concepto respecto a ellos.

Por supuesto en una serie sobre personajes y con tanta carga moral como os estoy contando tiene que estar respaldado por buenas interpretaciones, y en esta serie ese acabado está a la máxima altura sobre todo por parte de la enorme Katey Sagal que se convierte en el personaje de una manera tan cruda y auténtica que cuando piensas que ha sido aquella estrella de matrimonio con hijos te da la risa, porque parece imposible y es que Katey no actúa aquí, ella es el personaje es casi imposible imaginarla de otra manera.

El hecho de que esté emitida por una cadena privada de cable en Estados Unidos y que no busca el conservadurismo o incluso el gafapastismo le da libertad de maniobra para marcarse ciertas brutalidades y licencias que dan ese aroma, y es que aunque ya he dicho que esta es una serie con el poder de las tramas y la evolución de cada personaje tiene un concepto de serie muy marcado y un aire triunfal en las caracterizaciones, la dirección, el vestuario y la hosquedad del desarrollo.

En resumen, Sons of Anarchy me ha sorprendido y me ha terminado enganchando hasta el punto de querer dedicarle un pequeño monográfico con las tramas de los capítulos. Espero tener tiempo de desarrollar mi proyecto Sons of Anarchy queridos hijos de la anarquía porque de verdad que esta serie merece la pena por el gran calado de sus historias, su perfecta sinergia dramática y las grandes interpretaciones que contiene. Realmente imprescindible.

Valoración: 8,5/10