REBOBÍNALA OTRA VEZ



ADIVINA QUIÉN VIENE ESTA NOCHE (1967)


Título original: Guess Who´s Coming to Dinner
Año: 1967
Dirección: Stanley Kramer
Duración: 110 min.
Género: Drama
Reparto: Katherine Hepburn, Spencer Tracy, Katharine Houghton, Sidney Poitier, Beah Richards, Roy Glenn, Isabel Sanford, Virginia Christine, Alexandra Hay, Barbara Randolph, D'Urville Martin, Tom Heaton, Grace Gaynor, Skip Martin, John Hudkins, Cecil Kellaway.
Premios: Oscar Mejor Guión Original 1967, Mejor Actriz 1967.

¡Bienvenidos a los 60's! ¿No os habéis fijado en el halo especial que tienen las películas de esta década? A parte de las pestañas postizas, el mega eye-liner, las minifaldas y los pechos picudos, las pelis de esta época son especiales, tanto en su realización como en el ambiente que desprenden a través de la pantalla.

Esta, sin duda, es una de las mejores por muchas cosas: primero primerísimo porque nos devuelve una de las parejas más fascinantes del mundo del cine, tanto fuera como dentro de la pantalla, Katherine Hepburn y Spencer Tracy; segundo, porque cuenta con otro actor de talla mayor: Sidney Poitier; y en tercer lugar, aunque podría seguir enumerando, porque el tema era espinoso en el 67 y lo sigue siendo hoy en día.



Antes de que llegaran Costner y Houston, esta película ya nos presentó a una pareja interracial, algo que todo progre que se precie asegura ver normal, aunque muy pocos resistirían a comentar un caso similar a las 5 y con un café de la mano. Resulta que una niña bien regresa a casa emocionada por haber encontrado al amor de su vida... que resulta ser de color... vamos, que es negro, por concretar más en el espectro lumínico. Los padres, que se han pasado la vida diciendo a su hija que "todos somos iguales" se dan de bruces con sus principios y el chiringuito se les empieza a desmoronar frente a sus pasmadas getas. Pero el problema no es exclusivo de "los blancos"; los papás del señor Poitier tampoco tragan con el tema.Así se pasa la película, hasta que un genial discurso de Tracy saca los colores a todo el mundo, dentro y fuera de la pantalla.

La verdad es que toda la película es un gustazo, y sobre todo por las interpretaciones. Poitier está sublime, como en todo lo que ha hecho, y da réplica de una forma sorprendente a las ya entonces leyendas que tenía en frente. Lleva el papel con una pasmosa intensidad que traspasa la pantalla y acabas cayendo en la cuenta de que a quien está intentando convencer es a ti.


Katherine Hepburn y Spencer Tracy se presentan ya como lo que eran, una pareja entrañable que se ha pasado la vida junta, aunque realmente nunca fuera "oficial". Muchos ya conoceréis películas como "La mujer del año" o "La costilla de Adán" y no hará falta que os instigue más a ver esta peli, porque ya lo habréis hecho, por eso esta es una invitación para quienes no sepáis de las bondades de este tándem cinematográfico.

Se trata del último trabajo de Tracy y descarga en él todo su potencial dramático. Eso sí, combinado con una vis cómica que nadie posee en la actualidad, con miradas cargadas de significado y gestos propios de otro cine, de otra época, que se echa realmente de menos.

La película es un derroche de buenas interpretaciones y con eso basta para invitaros a bajar al videoclub y alquilarla, y así de paso le dais un alegrón al dueño, que con esto de la mula y el torrent debe estar en horas bajas...

Curiosidades cortesía de TCM :

-Ni Tracy ni Hepburn vieron esta película. El actor apuraba sus últimos tragos de vida mientras trabajaba en este rodaje (tan lamentable era su estado de salud que se trabajaba simultáneamente con dos planes de producción, uno con Tracy y otro basado en el supuesto de que éste no estuviera) y 17 días después moría. La actriz, su fiel y eterna compañera, nunca fue capaz de verla, incapaz de administrar en positivo sus intensos recuerdos.

Por cierto, me encantan las gafas de Spencer Tracy sin cristales… molan

Os dejo un trocito de peli:

http://youtu.be/GB7iMPXMjyw




EL BARBERO DE SIBERIA (1999)

Para rebobinarla cuando apetece apurar esa botella de vodka... y llorar un poco


 

Título original: Sibirskiy tsiryulnik

Año:1999

Duración: 179 min.

Director: Nikita Mikhalkov

Guión: Nikita Mikhalkov & Rustam Ibragimbekov

Música: Eduard Nikolay Artemiev

Fotografía: Pavel Lebeschev

Reparto: Julia Ormond, Oleg Menschikov, Richard Harris, Alexey Petrenko, Nikita Mikhalkov



No es una película clásica, al menos si atendemos a su año de realización. Pero da igual. Para la firmante, esconde el mismo espíritu que aquellas grandes historias de amor, a medio caballo entre lo trágico y la pizca de comedia que las “pelis de antes” tenían. Hoy he elegido una de esas películas que casi nadie conoce, pero que todo el mundo debería haber visto: El Barbero de Siberia. El nombre invita al cachondeo, y de hecho, la historia comienza de ese modo. Un humor que calificaremos de ruso, a la vista del padre de la criatura, y que puede chirriar en algún momento… pero paciencia, en seguida te haces con esa forma tan intensa de vivir el cine y la interpretación.

Como casi todas las historias que se llevan a la gran pantalla, esta es una historia de amor entre una americana (Julia Ormond) y un cadete ruso (Oleg Menshikov) Se desarrolla en la Rusia de Alejandro III y tiene los suficientes tintes dramáticos como para llorar considerablemente, sobre todo si eres de lágrima fácil. Pero, atención, porque hasta más allá de la mitad de la película, no tendréis que estrenar el paquete de pañuelos. Muy al contrario, los primeros compases de esta producción bailan al ritmo de la comedia fina y sutil, con lo que te piensas que estás ante una ‘peli de chicas’ sólo que al estilo ruso, un poco más raro. No os confiéis, es para desarmarnos mejor. Acabaréis moqueando como benditos… pero no os voy a decir por qué…

¿Los actores? Evidentemente, me quedo con los dos protagonistas. Ella, Julia Ormond, se sale de la pantalla. No soy nada objetiva, lo confieso, cuando digo que lo mejor de la peli son los actores, y lo mejor de los actores es ella. Intensidad es la palabra que define todos los trabajos de esta mujer, y en esta ocasión no lo es en menor medida.
El otro actor, el ya mencionado Oleg Menshikov - actor famoso y galardonado en su país- es una delicia para los abiertos de mente. No se trata de una interpretación más, sino de SU interpretación. Es decir, adopta expresiones, registros y ademanes únicos, fundiéndose con el personaje y dándole un aire más realista todavía. ¿Qué narices quiero decir con esto? Que él es Andrei Tolstoi, y nadie más podrá serlo. ¿Exagero? Ya lo comprobarás.

Por cierto, un apunte. He querido leer lo que otras mente más inteligentes, sin duda, que la mía, han escrito de esta película. Respeto absolutamente a quienes no les haya gustado, quienes sus tres horas de duración les parecieron exageradas, u otros que se aburrieron en cine o en casa con ella. Pero lo que no entiendo, y quizás sea, insisto, porque soy “más corta que las mangas de un chaleco”, es a esos listos que mezclan la política con el cine. Que si Putin por aquí, que si Stalin por allá, que si se quería hacer apología del zarismo… en fin, quien quiera ver eso en esta película, o en el Rey León, lo va a ver. Y me parece bien, cada uno se frustra como quiere –yo soy del Atleti, osea que sé de qué hablo…- pero el cine es cine, y salvo raras excepciones, no hay nada más allá de las cuatro paredes de la sala. Y, en este caso, veo mucho más productivo centrarse en las magníficas interpretaciones, que fijarse en cómo se cuadran los soldados cuando aparece el bigote del Zar en pantalla… pero cada loco con su tema.


LO QUE EL VIENTO SE LLEVÓ (1939)


Para rebobinarla cuando queráis ver a tías odiosas que enamoran... y tipos enamorados a los que odian...




Título original: Gone With the Wind

Año: 1939

Duración: 222 min.

Director: Víctor Fleming.

Guión: Sidney Howard (Novela: Margaret Mitchell)

Música: Max Steiner

Fotografía: Ernest Haller & Ray Rennahan

Reparto: Vivien Leigh, Clark Gable, Olivia de Havilland, Leslie Howard, Hattie McDaniel, Thomas Mitchell, Barbara O'Neil, Butterfly McQueen, Ona Munson, Ann Rutherford, Evelyn Keyes

Productora: David O. Selznick Production / MGM


Pocas cosas se pueden decir de esta película, a parte de que es una de las mejores de todos los tiempos (esto es para empezar de forma original…). Sin embargo, no sé si esa grandeza se sustenta tanto en la historia misma o, si por el contrario, nace de la fuerza de las interpretaciones. Sea como sea, ambas vertientes rozan la matrícula de honor en esta ocasión.



Pocos saben que esta película tiene su origen en una novela escrita por Margaret Mitchell (ganadora de un Premio Pullitzer) y fue algo así como el bombazo literario de la década. No sé muy bien si se trataba de una historia de amor ambientada en la Guerrra de Secesión americana o si era más bien la historia de esa contienda con un affaire de fondo. En fin, lo cierto es que con su paso al celuloide, se convirtió en una leyenda.

Su preparación fue poco menos que un asunto nacional, incluso se llegaron a publicar varias listas con los candidatos a los principales papeles, donde, por cierto, Vivien Leight ocupaba las últimas posiciones. Nadie daba un duro por aquella muchacha desconocida, inglesa y además nacida en la India. Afortunadamente, fue la que se llevó el gato al agua. Su elección dio como resultado una de las mejores interpretaciones de todos los tiempos, un estilo difícilmente de superar; por eso, los postreros intentos por hacer una secuela de la película fueron tan nefastos... simplemente porque ella no estaba. Se mueve como nadie lo ha hecho nunca y su interpretación es lo más valioso de la película, con una transformación que va desde lo más pijo del Sur, con aires de rompecorazones (por no decir de calienta…) a la luchadora en que se convierte después, sudando la gota gorda en los campos de algodón. Sé que los que hayáis visto la película me diréis que, en el fondo, ella no deja de ser una caprichosa toda su vida, y es cierto. Pero también es verdad que la evolución del personaje es fascinante… o al menos a mi me lo parece.
No hay que olvidar al protagonista masculino, el señoritísimo Clark Gable, un señor que, por los visto, vestía muy bien, besaba muy bien y actuaba también muy bien, vamos, lo que se dice un actor de los de antes. Esa sonrisa canalla define perfectamente a un personaje que, con todo lo ruin que quiere presentearse, al final hasta se hace de querer y todo.
Si a esta combinación se le añaden secundario de oro como Olivia de Havilland (por una vez si su compi Errol Flynn, y única de todo el reparto que aún vive), Leslie Howard o Hattie McDaniel (Mami para los amigos) el resultado es de los que te pegan al sillón toda la tarde.

La historia, como ya comenté antes, está ambientada en los años de la Guerra de Secesión - el momento de la declaración de guerra hace avergonzarse del ser humano, la verdad-; pero, contrariamente a lo que opina mucha gente, no se trata del amor entre Escarlata y Rhett, sino entre aquella y Ashley. Este romance interruptus es el verdadero motor de la trama y lo que hace a Escarlata tan débil y tan masculinamente fuerte a la vez.
Quienes no han visto nunca esta película cometen un profundo y grave error, porque se pierden la madre de todos los dramas, además de una de las producciones más caras y mejor hechas de toda la historia.
Llegados a este punto, se me hace difícil seguir sin soltar más flores sobre todo lo que rodea al largometraje, así que creo que es momento de dejaros en manos de las curiosidades de la peli, cortesía de www.tepasmas.com:
-En el plano secuencia en el que se muestran, cantidad de heridos desde un plano cenital, la mayoría de los "heridos" son muñecos vestidos. Al lado de los muñecos colocaron personas vivas para evitar sensación de falsedad.
-Fue muy curiosa, la forma en que Olivia de Havilland entró en el reparto. Su hermana Joan Fontaine fue llamada a hacer las pruebas para el papel de Melanie, pero no gustó al productor David O. Selznick. Fontaine, muy disgustada, se marchó del set gritando a Selznick, sin mirarle: "¡Para hacer de pava es mejor que llamen a mi hermana Olivia!" (ambas actrices se detestaban mutuamente, a pesar de ser hermanas), al productor le pareció una buena idea y llamaron a Olivia, la cual hizo la prueba y se quedó con el papel que le daría mas prestigio de toda su carrera.
-Clark Gable comentó que de todos los personajes que había encarnado en su carrera al que le tenía más manía era al de Rett Buttler.
-La escena en que Rhett coge a Scarlett y sube la escalinata hasta el dormitorio con ella gritando y pataleando tuvo que repetirse varias veces. Clark Gable, que entonces tenía treinta y ocho años y estaba en plena forma, subió las escaleras a paso ligero, con Vivien Leigh a cuestas, un buen número de veces, repitiendo la escena cada vez que se lo pidió el director Victor Fleming, buen amigo suyo. Sin embargo, llegó un momento en que el actor empezó a acusar el cansancio, pero Fleming le hizo repetir la toma una vez más. El derrengado actor subió de nuevo los pesados escalones cargando con Leigh, tras lo cual Victor Fleming le dijo, jocosamente: "En realidad no necesitaba esta última toma, pero había apostado a que no eras capaz de subir otra vez esas malditas escaleras..."
-El papel de Boniblue Buttler, hija de Rhett y Scarlet lo iba a realizar Elizabeth Taylor, pero no lo hizo porque su padre no quiso.
-El primer director que había sido elegido era George Cukor. Como se centraba más en la actuación de Vivien Leigh y Olivia de Havilland, Clark Gable hizo que lo reemplazaran por Victor Fleming. Sin embargo, lo que nadie sabía era que éstas ensayaban en secreto con George Cukor.





CANTANDO BAJO LA LLUVIA (1952)

Para rebobinarla los días en los que necesitamos optimismo y no nos queda chocolate en la despensa (ni hombres en la cama)

 


Título original: Singin' in the Rain
Fecha de estreno en EE.UU.: 27 - 03 - 1952 Productora: MGM
Duración: 102 min.
Director: Stanley Donen , Gene Kelly
Reparto: Gene Kelly, Donald O'Connor, Debbie Reynolds, Jean Hagen, Millard Mitchell, Cyd Charisse, Rita Moreno, Douglas Fowley.


Una sección en este magnífico blog bien merece un comienzo por todo lo alto. ‘Cantando bajo la lluvia’ es mi película favorita, así que he decidido colocarla en lo alto de mi pequeña aportación. Puede que no sea la mejor película del mundo; puede que no sean los mejores actores de Hollywood; puede que tenga demasiados fallos para ser una obra maestra… pero, lo siento, así ha pasado a la Historia del cine, y así seguirá.

Que 'Cantando bajo la lluvia' es uno de los mejores musicales que se han hecho al otro lado del charco es algo que no se puede discutir; contiene el mejor número musical de todos los tiempos, ese que todos hemos intentado emular alguna vez chapoteando en algún charco de nuestra ciudad. Todo el mundo sabe tararear la canción y cada vez que abrimos un paraguas, sentimos la tentación de girarlo como en una centrifugadora. Sin embargo, y no me duele nada reconocerlo, es cierto que el resultado final de otras producciones, como 'Un americano en París', superan al de esta película.

La historia es facilona: una estrella de cine, Don Lockwood (Gene Kelly) se enamora de una bailarina aspirante a actriz, Katty Sheldon (Debbie Reynolds) y no para hasta conseguir a la chica. Pero lo verdaderamente importante de esta película es el contexto en que se desarrolla la acción, justo el punto en el que el cine sonoro hace su aparición.

Fue una época clave para el mundo del cine y la transición no fue en todos los casos tan simple como pueda pensarse; muchas estrellas de la pantalla tuvieron que aprender a pronunciar adecuadamente, otras tuvieron que dejar de trabajar por su voz -demasiado estridente para el cine sonoro- y otras, simplemente, desaparecieron del panorama. Es una época magníficamente trasladada al cine por 'Cantando bajo la lluvia', y disfrutaríamos más de ella si no fuera porque la mayoría de las imitaciones a actores y actrices reales se nos escapan al no ser conocidos en nuestro país.



De esta forma, asistimos al entrenamientos y perfeccionamiento de Don Lockwood, preludio de uno de los números musicales más intensos y dinámicos de la historia del film, "Moses Supposes"; pero también al loco rodaje de la película sonora de Don Lockwood y Lina Lamont, la mala malísima de la peli: olvidos del micro, ruidos, descoordinación entre imagen y sonido... eran los primeros pasos de las 'talkies' y no resultaba nada fácil.

Pero, sin duda alguna, el número estrella de esta película es el archiconocido baile bajo la lluvia de Gene Kelly; se trata de un canto al optimismo: el amor a Katty le hace ver el cielo despejado y el sol brillando, así que no duda en bailar bajo la incesante lluvia, siempre con una sonrisa en la cara. Pero el número tiene su intrahistoria: Gene Kelly tenía cuarenta grados de fiebre, pero insistió en grabarla ese mismo día -¡menudo debía de ser el mozo!-; el agua está en realidad mezclada con leche para que las gotas se vieran mucho mejor en pantalla; una lona tapaba dos manzanas del lugar de su rodaje para simular la oscuridad de la noche... puro perfeccionismo cinematográfico.

Pero no estoy ciega, sólo un poco miope. Aunque disfrute hasta la saciedad con esta película, no hay que ser muy avispado para localizar varias “meteduras de pata” que pasaron a la historia, precisamente, por no haber hecho sombra a todo lo demás. Hay cortes, errores, fallos en la continuidad... y algún que otro número sin lógica, como ‘Beautiful Girl’, un derroche de imaginación en el vestuario, pero una laguna en medio de la película.

Aún así, la película es y será recordada como uno de los mejores musicales, si no el mejor, de la época dorada de Hollywood, aquella en la que el cine sí se hacía con la materia de los sueños.
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