Mostrando entradas con la etiqueta cisne negro. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta cisne negro. Mostrar todas las entradas

domingo, 2 de enero de 2011

El Cisne negro (2010) - ****1/2

La blancura de la nieve hace al cisne negro




El argumento del lago de los cisnes gira en torno a la dualidad del bien y el mal, el ying y el yang, los buenos y los malos.
El cisne negro (Black Swan, 2010) ha adaptado por completo el argumento y la esencia del ballet y lo ha dotado de vida, de intensidad, de cine, de magia y de surrealismo, componiendo una cinta arriesgada y a la vez compleja. Terro´rífica y bella. Un sueño que es una pesadilla. Una fascinación absoluta.

En el cisne negro tenemos el argumento general del ballet esto es un príncipe que debe elegir una esposa y se enamora de un bello cisne: Perfecto, cauteloso, etéreo. Una vez que la tiene en su haber, embrujado por un hechizo se confunde y se enamora de un cisne negro, ante esta noticia, la joven y preciosa que encarna el cisne blanco decide suicidarse.

Aquí el cisne es Natalie Portman y voy a tratar de no estropear a nadie las sorpresas de guión que conlleva.


Natalie Portman interpreta a Nina, una joven bailarina que vive absorbida por el mundo del ballet y con la presión del paso de los años y la ausencia de ese papel que la haga triunfar. Vive con su madre, una bailarina que no triunfó y que ejerce un exhaustivo control sobre la joven con dietas, ensayos y angustioso afán de que triunfe.
El director teatral decide rejuvenecer el espectáculo de la función de ballet “El lago de los cisnes” porque ya nadie va al teatro. Necesita caras nuevas, y para ello elabora un concienzudo casting entre aspirantes a bailarinas.

La nueva versión necesita que la protagonista sea el cisne blanco y el cisne negro a la vez. Que sea perfecta, técnicamente impoluta y con una gran candidez. Eso ya lo es Nina.

Pero le exigen que sea la otra parte: salvaje, atrevida, caótica, arrebatadora. Que se salga de la perfección para lograr el papel perfecto. Que busque su otro yo y lo deje salir, que se desabroche los corsés del perfeccionismo. Es ahí donde entra Lily, una compañera de ballet que es el cisne negro perfecto.

Nina se va dejando llevar y se va metiendo en el concepto obsesivo del papel hasta que llega un momento en el que no distingue entre lo real y lo que imagina para dejarse llevar. Se va consumiendo en su propia pesadilla de celos, romance, envidia…

El argumento es complejo porque juega con las constantes referencias al ballet original, al mundo del artisteo y las bambalinas, y al surrealismo onírico en el que se sumerge Nina.
Hacer cine y que no se entienda nada no es muy complicado, hace poco se ha visto Franklyn en las carteleras. Lo que es difícil es que el público pese a no saber muy bien dónde está, qué sucede o quién es qué en la historia se siga sintiendo atraído por lo que sucede en pantalla. Ahí es donde está la miga y las interpretaciones, la atmósfera y la dirección corren un papel crucial.